Las malformaciones congénitas encontradas por la exposición a antirretrovirales durante el embarazo ha sido tema de discusión a lo largo de la epidemia actual de VIH. Dolutegravir (DGV) se ha estado en la mira a la luz de los resultados del estudio Tsepamo donde se encontró una incidencia de 0,94% de defectos de tubo neural en mujeres en embarazo expuestas a DGV desde antes de la concepción. Para resolver dudas sobre los riesgos de mortalidad maternoinfantil, transmisión perinatal del VIH y defectos del tubo neural, se realizó un estudio de proyección de modelos de intervención en un horizonte de 5 años para mujeres sudafricanas en edad reproductiva expuesta a Dolutegravir versus Efavirenz /EFV). Los resultados en cuanto a salud materna favorecen a DGV comparado con EFV, en el número de mujeres indetectables, incidencia de infecciones oportunistas y mortalidad (0,44% de reducción relativa de mortalidad materna). En cuanto a la prevención de transmisión maternoinfantil del VIH, la proyección estima mejor desempeño de DGV para este objetivo con más de 7000 infecciones perinatales prevenidas en comparación con EFV. Sobre los desenlaces infantiles, la estrategia con DGV resultó con menos de 2000 muertes en niños no relacionadas a defectos del tubo neural, pero con 6400 casos más de teratogenicidad de SNC proyectados a 5 años. De esta forma se concluye que aunque los defectos de tubo neural puedan ser menores con EFV, se encontrarían menores muertes maternoinfantiles y transmisiones perinatales de VIH con DGV, lo que expresa un argumento en contra de prohibir el uso de DGV en mujeres en edad fértil. Actualmente, las guías DHHS de Octubre/2018, no recomiendan el uso de DGV en mujeres embarazadas y con menos de 12 semanas posconcepción, con potencial de maternidad o en su planeación y si no está usando un método anticonceptivo adecuado.
Fuente: